La curación del cáncer ha probado ser un objetivo escurridizo, ya que la supervivencia en muchas neoplasias malignas comunes aún es insatisfactoria y los efectos adversos del tratamiento son importantes por su frecuencia y severidad. La dilucidación de las vías de señalización implicadas en la genésis y progresión del cáncer ha permitido diseñar fármacos que las modulan y contribuyen a hacer del cáncer una enfermedad manejable. Pero estas alteraciones en última instancia pueden ser rastreadas hasta genes ausentes y disfuncionales,
y la transgénesis terapéutica, o terapia génica, (TG) mediante ácidos nucleicos puede modificar la función de los genes respetando células normales, coregir vías de señalización alteradas con menor probabilidad de resistencia al tratamiento.
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